Manchas que toman vida propia, tratamientos psiquiátricos experimentales, poderes sobrenaturales, extrañas piedras verdes que humean en el piso, una TV que no deja de emitir ruido, elementos que desafían la gravedad. Roberto, armado con su lírica, se rebela contra esa imposición que viene de afuera, contra los que lo vigilan, contra los que “creen que su historia es la única verdad”. Seteado en la antigua casa del ex-presidente Juan José de Amézaga, un lugar abandonado, de paredes descascaradas, otrora glorioso y ostentoso, ahora en ruinas, el video tiene un estilo visual explosivo, oscuro y muy cinematográfico. Siempre en movimiento, acompañamos las manchas que despiertan a Roberto en un diván. A partir de ahí, el ritmo es de alto voltaje.