«He visto el futuro: es un crimen…», decía uno de los versos del álbum The Future de Leonard Cohen en el año 1992. Veinte años después no sabríamos decir si el presente es un crimen, tal y como vaticinaba el poeta, pero lo que sí sabemos es que víctima y verdugo, hoy, se funden en una sola persona. Nunca tanta movilidad, tantas posibilidades y tanta velocidad nos hicieron tan esclavos de nosotros mismos.